lunes, 19 de abril de 2010

¿Por qué Montilla insiste en la renovación del Tribunal Constitucional?



El PSC y el PPC son los partidos a los que más ha favorecido la “no sentencia” del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. Una sentencia que hubiese recortado el Estatut habría facilitado el victimismo de CiU y, sobre todo, de Esquerra, movilizando a sus respectivos electorados. Otro de los efectos derivados de un dictamen adverso habría sido colocar al PPC como culpable del fallo, lo cual imposibilitaría un hipotético pacto de gobierno de los conservadores con los convergentes. Una sentencia desfavorable, por último, habría puesto de manifiesto la incapacidad del PSC de influir en los órganos del Estado y de dirigir una hipotética respuesta consensuada de todos los partidos catalanes, ya que cada fuerza política hubiese intentado sacar réditos electorales de la sentencia por su cuenta.

Montilla está al corriente de que la sentencia tendrá que esperar hasta después de las elecciones catalanas porque es prácticamente imposible que el magistrado Guillermo Jiménez consiga una sentencia que concilie las posiciones de magistrados tan conservadores como Rodríguez Zapata, Delgado o Conde con las del progresista Aragón. Por ello, cabe preguntarse cuál es la razón por la que Montilla - no satisfecho con haber evitado una sentencia antes de las elecciones - sigue insistentemente pidiendo la renovación del Tribunal Constitucional.


El presidente de la Generalitat sabe que el pueblo catalán no es independentista pero también es consciente de que a los ciudadanos catalanes – o al menos a aquellos que votaron el Estatut - no les gusta no tener la última palabra sobre el texto estatutario. Sus maniobras solicitando una renovación del Tribunal Constitucional que aumente el número de magistrados progresistas - más favorables a una sentencia favorable al Estatut - y acusando a Rajoy de ningunear a Cataluña, por no contestar a sus llamadas, van dirigidas a presentarse como la voz de Cataluña frente al “enemigo exterior”. Esta estrategia neutraliza políticamente a convergentes y republicanos, al menos en lo que a temas identitarios se refiere. Además, esta defensa numantina del Estatut otorga al presidente de la Generalitat un plus de legitimidad de cara a presentar a los dirigentes de CiU como aventureros radicales cuyo fin no es otro que la independencia de Catalunya. De hecho, ya lo está haciendo.

La estrategia de Montilla tiene sentido pero debe coordinarla con el PSOE porque declaraciones como la de Leire Pajín en las que manifiesta que el TC tiene toda la legitimidad para dictar sentencia ponen de manifiesto lo poco que los socialistas catalanes influyen en el PSOE. Es por ese lado por donde CiU puede atacar al PSC: insistiendo en la falta de influencia de los socialistas catalanes en Madrid y, por tanto, en su falta de capacidad para defender los intereses de Cataluña frente a la conocida capacidad de influencia de la coalición convergente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario